Alexander Gómez lleva 17 años como piloto de pruebas en Incolmotos Yamaha. Su pasión por las motos lo ha llevado por muchos caminos, pero fue una conversación con una profesora la que despertó en él una inquietud diferente: el lenguaje de señas.
Lo que comenzó como una curiosidad por aprender el abecedario se convirtió en una herramienta poderosa de conexión. En uno de sus recorridos, Alex se encontró con una persona sorda interesada en conocer más sobre una motocicleta. Ese momento fue transformador. Por primera vez, pudo explicar con señas el funcionamiento de una moto, compartir su experiencia y abrir una puerta que antes parecía cerrada.
Desde entonces, su forma de ver el mundo cambió. Ya no observa a las personas con discapacidad desde la distancia, sino desde la empatía. Entendió que comunicarse sin barreras no solo es posible, sino necesario. Hoy, Alex ve el lenguaje de señas como un valor agregado que le permite acercar la emoción de las motos a más personas.